¡El Kremlin En Shock! Putin Pide Negociaciones!
A puerta cerrada se está escribiendo un nuevo capítulo de la implicación occidental, uno que podría otorgar a Ucrania los medios para golpear en lo más profundo de Rusia. Mientras los canales diplomáticos sopesan los riesgos y las líneas rojas, las discusiones sobre la posible transferencia de misiles de crucero Tomahawk se han intensificado en Washington y en las capitales de la OTAN. La decisión, si se aprueba, marcaría una escalada histórica, señalando la disposición a pasar del apoyo táctico a la disuasión estratégica. Para Ucrania, significaría la capacidad de paralizar elementos clave de la economía de guerra rusa — fábricas de drones, depósitos de combustible y centros de mando que hasta ahora habían permanecido intactos. Para Moscú, rompería la ilusión de santuario en sus zonas traseras, obligándola a una costosa redistribución de defensas aéreas y logística. El resultado de estas conversaciones podría, por tanto, redefinir no solo el arsenal de Ucrania, sino también los propios límites del compromiso occidental en la guerra.
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