Los rusos están construyendo jaulas alrededor de ciudades industriales debido a la escasez de defensa aérea
Lo que antes protegía a los tanques en el frente ahora se está soldando sobre las refinerías rusas, dejando al descubierto hasta qué punto los ataques ucranianos con drones están erosionando la sensación de seguridad de Moscú. Las llamadas “cope cages”, que inicialmente aparecieron como blindaje improvisado en vehículos rusos, se han extendido al núcleo industrial del país, cubriendo depósitos de combustible y complejos de refinado con estructuras de acero y mallas. Este cambio refleja la escala y la precisión de la campaña ucraniana de drones de largo alcance, que ya ha dejado fuera de servicio una parte significativa de la capacidad de refinación de Rusia. Las refinerías situadas lejos del frente —Samara, Ufa, Oryol y otras— ahora se asemejan a instalaciones fortificadas, lo que indica que el alcance de la guerra ya no está limitado a territorios ocupados o zonas fronterizas. La urgencia con la que se instalan estas estructuras sugiere que Moscú no confía en su red de defensa aérea para proteger la infraestructura energética crítica. En su lugar, Rusia está improvisando soluciones defensivas normalmente reservadas para blindajes de combate, revelando tanto la presión de los ataques continuos como la creciente vulnerabilidad de su base industrial.

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