La flota nuclear de Rusia comenzó a desintegrarse
Las últimas acciones de Rusia deben entenderse en el contexto de un sector de defensa que se está deteriorando más rápido de lo que el Kremlin puede ocultar. La guerra en Ucrania se ha convertido en una confrontación de desgaste de recursos que expone hasta qué punto Moscú depende ahora de liquidar activos que antes se consideraban pilares intocables de su poder estratégico. Cada vez más, Rusia debe elegir entre preservar su capacidad militar a largo plazo y obtener el dinero inmediato necesario para mantener en funcionamiento su máquina de guerra. Este dilema ha llevado al Kremlin a tomar decisiones sin precedentes, impensables antes de 2022, que revelan tanto desesperación financiera como declive estructural. A medida que las sanciones se endurecen y la decadencia industrial se acelera, los sistemas de alta gama dejan de ser símbolos de fuerza nacional para convertirse en mercancías comercializadas para apuntalar una estrategia militar fallida. En este marco, cada nueva “asociación de defensa” revela menos cooperación y más una potencia militar que se canibaliza para sobrevivir al presente a expensas de su futuro.


0 Comentarios