El mayor campo de entrenamiento ruso desaparece en minutos en un ataque ATACMS

Hoy, hay importantes novedades procedentes de la Federación de Rusia.

Aquí, las fuerzas ucranianas sorprendieron a todos al lanzar misiles ATACMS contra objetivos militares clave dentro de Rusia. Esta poderosa arma reapareció de forma inesperada, demostrando su capacidad devastadora al destruir uno de los campos de entrenamiento más importantes de Rusia.

Las primeras señales del ataque ucraniano surgieron desde el propio territorio ruso, cuando los residentes comenzaron a publicar vídeos confusos de misiles no identificados que atravesaban el cielo sobre las regiones de Bélgorod y Vorónezh. A continuación aparecieron más clips de las tripulaciones rusas de defensa aérea disparando rápidamente, con estelas visibles en el cielo mientras intentaban interceptar una amenaza entrante. Las discusiones se extendieron rápidamente por los canales militares rusos, y los analistas especularon sobre si Ucrania había lanzado una nueva clase de dron de largo alcance o quizá un misil balístico.

Más tarde, el Estado Mayor ucraniano confirmó que se habían utilizado misiles ATACMS contra objetivos militares en suelo ruso. Como de costumbre, los funcionarios rusos afirmaron que todo había sido interceptado, lo cual fue contradicho por imágenes de restos de ATACMS, incluyendo carcasas de misiles intactas sin daños visibles provocados por la defensa aérea. Los analistas evaluaron que ninguno de los misiles lanzados contra Vorónezh fue interceptado, ya que las estelas de humo observadas se parecen a las producidas por las variantes de racimo del ATACMS durante el despliegue de la ojiva en pleno vuelo.

Las estelas de humo fueron vistas sobre la base aérea de Baltimore en Vorónezh, lo que sugiere que fue uno de los objetivos del ataque. Otro objetivo de alto valor fue el campo de entrenamiento de Pogónovo, una de las instalaciones centrales de Rusia para preparar a los soldados antes de enviarlos hacia Ucrania. Informes procedentes de la región indicaban una presencia significativa de tropas rusas cuando llegaron los misiles, lo que incrementa la probabilidad de importantes bajas de personal, con los daños aún en evaluación.

El uso renovado de los ATACMS reavivó de inmediato las preocupaciones rusas sobre la relevancia y el impacto potencial del sistema. Con la restricción para su uso en territorio ruso levantada, sigue siendo una de las herramientas de precisión más valiosas de Ucrania, con un alcance de hasta 300 kilómetros y una capacidad probada para golpear infraestructuras militares críticas. Desde el este de Ucrania, este radio abarca importantes regiones rusas que apoyan la línea del frente, entre ellas Vorónezh, Briansk, Kursk y Bélgorod. Entre los posibles objetivos se incluyen depósitos de municiones, zonas de concentración, infraestructuras de lanzamiento de drones, aeródromos como Millerovo y diversos centros logísticos que sostienen las operaciones ofensivas rusas. El ATACMS transporta una ojiva mayor que los drones ucranianos de largo alcance producidos en el país, de alrededor de 200 kilogramos, y es más difícil de interceptar debido a su trayectoria balística.

Incluso un uso esporádico obliga al mando ruso a reubicar sistemas de defensa aérea lejos de las líneas del frente, reduciendo indirectamente la presión sobre las aeronaves ucranianas y permitiendo una mayor penetración de los drones ucranianos. Este cambio por sí solo complica la planificación logística rusa y reduce su capacidad para mantener una presión constante en varios ejes de avance.

El ataque con ATACMS coincidió con una campaña ucraniana más amplia contra la infraestructura de retaguardia rusa. Una de las operaciones más significativas recientes tuvo lugar en el aeropuerto de Donetsk, donde las fuerzas ucranianas emplearon una combinación de sistemas, incluido el dron de largo alcance FP-2, para atacar un sitio de almacenamiento de drones Shahed.

Las imágenes satelitales confirmaron que un almacén fue destruido y otro resultó gravemente dañado. La inteligencia ucraniana había dedicado meses a preparar el ataque, y hasta 1.000 drones Shahed completamente ensamblados, así como aproximadamente 1.500 ojivas adicionales, fueron destruidos en las explosiones, que quedaron registradas por varios testigos presenciales.

Este patrón de ataques continuó en las regiones de Donetsk y Lugansk parcialmente controladas por Rusia. Se difundieron imágenes que mostraban explosiones en Makéyevka y en zonas de la ciudad de Donetsk, que interrumpieron la infraestructura energética y provocaron parpadeos en las luces durante el ataque. Al norte de Donetsk, un gran depósito ruso de municiones en Górlovka fue alcanzado, en un esfuerzo por sabotear los asaltos rusos hacia Pokrovsk y Myrnohrad. El ataque fue seguido por otro en Dovzhansk, en Lugansk, donde drones ucranianos apuntaron tanto a depósitos de municiones como de combustible, dañando aún más las capacidades ofensivas de Rusia.

Otro ataque significativo tuvo como objetivo el aeródromo de Kírovskoye en Crimea, una base clave que respalda los drones Orion de Rusia. Las imágenes satelitales tomadas tras el ataque mostraron dos hangares destruidos y daños visibles en toda la zona de mantenimiento de drones y en un área cercana de aterrizaje de helicópteros.

En conjunto, la inesperada reaparición del ATACMS en el ataque contra Vorónezh pone de relieve la creciente capacidad de Ucrania para alcanzar profundamente el territorio ruso con armas de precisión aprobadas por Estados Unidos. La combinación del poder destructivo del ATACMS, su alcance y la dificultad para interceptarlo obliga al mando ruso a ajustar su planificación, desviar recursos hacia la retaguardia y reconsiderar la vulnerabilidad de lugares que antes se consideraban seguros. Incluso cuando se emplean de manera limitada, estas armas ejercen una presión considerable, señalando que Ucrania y sus aliados no permitirán que la retaguardia rusa se sienta a salvo.