Hoy, hay muchas novedades interesantes desde la Federación Rusa.
Aquí, las fuerzas ucranianas han comenzado a atacar no solo el equipo militar ruso, sino también las fábricas que lo producen, ubicadas en el núcleo industrial del país.

Al golpear plantas clave de municiones responsables de explosivos, kits de bombas y componentes de artillería, han desatado una reacción en cadena que podría asfixiar la capacidad de Rusia para sostener su ofensiva de verano.
El objetivo de los ucranianos es impedir que los rusos reconstruyan sus reservas de municiones tras la reciente destrucción del gran arsenal de artillería del GRAU en el Óblast de Vladímir. El éxito de ese ataque provocó la destrucción de hasta 264 mil toneladas de reservas de drones, artillería y misiles, lo que equivale a al menos medio año de producción rusa de municiones.


Para impedir que los rusos reconstruyan estas reservas, los ucranianos iniciaron una devastadora serie de ataques de precisión con drones, comenzando por los ataques al complejo militar-industrial Bazalt en Moscú.

Imágenes satelitales confirman el impacto, directamente en el centro del edificio principal, que ya había sido objetivo de drones ucranianos en el pasado. Bazalt es una empresa clave de defensa rusa, especializada en el diseño, desarrollo y producción de una amplia gama de municiones para todo el ejército ruso.


Lo más destacado es que esta planta produce bombas planeadoras de alto explosivo y termobáricas FAB, equipadas con kits de guía que son utilizados por la Fuerza Aérea Rusa para ataques tanto en el frente como en la retaguardia. La interrupción de la producción de estas bombas guiadas tendrá un efecto enorme en la ofensiva rusa de verano, ya que las tácticas de asalto rusas dependen en gran medida de ataques con bombas planeadoras para destruir posiciones ucranianas detectadas.


Además, drones ucranianos atacaron la Planta de Instrumentación de Murom, en la región de Vladímir, a 670 kilómetros del frente. El ataque provocó un incendio devastador que envolvió el almacén de materiales terminados, además de dañar el edificio administrativo de la fábrica y otro edificio donde se sintetizan explosivos, que resultó gravemente afectado.

Cabe destacar que los sistemas de guerra electrónica instalados en la fábrica fueron completamente ineficaces para repeler el ataque con drones, lo que indica que Ucrania está implementando con mayor amplitud software de puntería con inteligencia artificial en sus drones de ataque de largo alcance. La planta es conocida en Rusia por producir sistemas de ignición explosiva, incluyendo cápsulas y cebadores para diversos tipos de munición utilizados por el ejército ruso.


Posteriormente, los ucranianos atacaron la Empresa Estatal Sverdlov en Dzerzhinsk, a casi 800 kilómetros del frente, una de las plantas militares más críticas de Rusia. La planta ya había sido atacada el año pasado debido a su inmensa importancia estratégica, ya que es el único productor de explosivos de alta potencia hexógeno y octógeno, esenciales para fabricar proyectiles de artillería, misiles balísticos, misiles antitanque guiados, bombas planeadoras y misiles de defensa aérea.


Finalmente, el último objetivo de los ataques ucranianos fue la planta química Azot en Novomoskovsk, en la región de Tula, a 350 kilómetros del frente, provocando un incendio masivo que dejó una parte importante de la fábrica gravemente dañada. Los productos químicos fabricados en Azot —nitrato de amonio, metanol y argón— son componentes clave en explosivos, producción de combustible para cohetes, y soldadura y tratamiento térmico de metales utilizados en los sistemas de armas rusos.


La Planta de Instrumentación de Murom, NPO Bazalt, la Planta Azot de Tula y la Planta Sverdlov forman un eslabón crítico en la cadena de suministro de municiones de Rusia, produciendo espoletas, ojivas, materiales duros y compuestos explosivos. Juntas, permiten la producción en masa de proyectiles de artillería, bombas guiadas y misiles que se usan intensamente en la guerra de Rusia contra Ucrania, y que son fundamentales para el éxito de la ofensiva rusa de verano.

La interrupción continuada de estas instalaciones, todas las cuales ya han sido atacadas por drones y misiles ucranianos en el pasado, afectará significativamente la capacidad de Rusia para mantener operaciones de combate de alta intensidad.

En conjunto, los ucranianos llevaron a cabo ataques de precisión contra las partes más críticas del complejo militar-industrial ruso, responsables de producir materiales esenciales para casi todo el equipo militar ruso, desde artillería hasta bombas aéreas.

Estos sabotajes de gran envergadura pueden generar escasez prolongada y devastadora de municiones y suministros para las unidades en el frente, ralentizando los esfuerzos ofensivos rusos mientras tardan meses en reconstruirse. La escasez de municiones obliga a los rusos a ralentizar sus ataques y disparar a un ritmo más bajo, dificultando los avances y permitiendo a los ucranianos sostener mejor la presión; lo cual tiene un valor incalculable, dado que los rusos están apostando todo a su ofensiva de verano.

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