Hoy, la noticia más importante llega desde Ucrania.
Tres años y medio de guerra han obligado a Ucrania a innovar y adaptar sus estrategias de drones para contrarrestar la invasión rusa. Ahora, las nuevas fuerzas de sistemas no tripulados son más efectivas que nunca bajo el mando de Robert Brovdi.

Uno de los aspectos más cruciales de la campaña ucraniana de ataques de largo alcance es el objetivo de refinerías de petróleo, oleoductos y almacenes de combustible. Esto ha reducido la capacidad de refinación de Rusia en un 25 % y ha provocado una escasez significativa de combustible, afectando tanto a los soldados en el frente como a la población en la retaguardia, e incluso obligando a Rusia a implementar restricciones a la exportación de energía.

Ucrania también apunta de manera sistemática a los sistemas de defensa aérea rusos, sistemas de alerta temprana, radares terrestres y aeródromos. Estos ataques tienen un efecto acumulativo, ya que Rusia está perdiendo más baterías de defensa aérea de las que puede producir, ampliando exponencialmente las brechas existentes en su defensa en capas, lo que a su vez permite realizar más ataques de largo alcance contra la retaguardia rusa.

Al atacar depósitos de municiones, Ucrania priva a las tropas rusas de suministros críticos, lo que dificulta su capacidad para llevar a cabo operaciones ofensivas. La falta de proyectiles de artillería y mortero significa que el apoyo pesado y el fuego de contrabatería ruso escasean, y la infantería rusa en la línea cero puede ser atacada más fácilmente.

Los ataques ucranianos a los nudos ferroviarios también son vitales para interrumpir su capacidad de abastecer tropas en el frente, ya que los ferrocarriles son la columna vertebral logística del ejército ruso. Al devastar estas arterias de suministro, las fuerzas rusas se ven privadas de combustible, equipo y munición, lo que les obliga a ralentizar o incluso detener por completo sus ofensivas.

Estos ataques forman parte de una campaña más amplia liderada por el mayor Robert Brovdi, más conocido por su indicativo Magyar. Ucrania unificó sus Fuerzas de Sistemas No Tripulados bajo un nuevo mando para crear una rama independiente dentro de las Fuerzas Armadas de Ucrania, liderada por Magyar desde junio de 2025. El objetivo era mejorar la eficiencia en la gestión, de modo que todas las unidades de drones operen ahora dentro de una cadena de mando única, optimizando los esfuerzos conjuntos y mejorando la coordinación. Tienen dos tareas operativas principales: proporcionar apoyo táctico y realizar ataques de largo alcance contra la retaguardia rusa.

En su rol táctico, colaboran con otras unidades proporcionando datos de reconocimiento y objetivos para la artillería y las unidades Himars. La estrategia de Magyar se centra en desgastar a las fuerzas rusas, y ha establecido un objetivo ambicioso: que sus equipos destruyan más tropas rusas en un mes de las que Rusia pueda reclutar para reemplazarlas. Como resultado, aunque la rama constituye solo el 2 % del total del personal de las Fuerzas Armadas ucranianas, es responsable de más del 35 % de los objetivos rusos destruidos. Bajo el mando de Magyar, las operaciones tácticas ucranianas han generado una zona de eliminación multicapa de hasta 100 km desde la línea cero, utilizada para destruir tropas enemigas y su logística, aumentando la destrucción de objetivos en un 800 % y los impactos sobre personal en un 400 % en comparación con el período anterior a su nombramiento.

En sus operaciones de ataques de largo alcance, se emplean drones económicos y producidos en masa para abrumar las defensas aéreas rusas y atacar infraestructura crítica de objetivos blandos, como refinerías, que no requieren grandes ojivas para ser destruidas. Golpear repetidamente los mismos objetivos es crucial para mantener estas instalaciones fuera de servicio y obligar a los rusos a usar todas sus piezas de repuesto solo para que sean destruidas nuevamente.

Ucrania utiliza una amplia gama de drones de largo alcance, incluyendo el FP-1 de producción masiva, con un alcance de hasta 1.600 kilómetros y una ojiva de 60 kilogramos. Se producen 3.000 unidades por mes y son responsables de aproximadamente el 60 % de los ataques a refinerías y depósitos. El AN-196 tiene un alcance de 750 kilómetros, cuenta con una carga útil de 100 kilogramos y funciona con motor a turbojet. El Palianytsia es un dron-misil con una ojiva de 100 kilogramos y un alcance de hasta 1.200 kilómetros. El precio de estos drones varía entre 10.000 y 200.000 dólares, relativamente económico en comparación con misiles.

En general, bajo la supervisión de Magyar, la estrategia ucraniana de ataques con drones se ha vuelto más efectiva y letal. Los resultados hablan por sí mismos y demuestran que Rusia lucha por mantenerse al día en la guerra de desgaste en su retaguardia y es incapaz de desarrollar contramedidas efectivas contra la campaña de Brovdi. Con estos ataques de largo alcance, Ucrania está cambiando lentamente el rumbo del conflicto y podría, a largo plazo, presionar a Rusia hasta la mesa de negociaciones.

Comentarios