Hoy llegan noticias importantes desde Polonia.
Aquí, el gobierno polaco ha tomado medidas serias frente a la creciente amenaza proveniente de Rusia. Tras los actos de sabotaje rusos y la presión orquestada en la frontera con Bielorrusia, Polonia ha intensificado sus esfuerzos defensivos, movilizando a miles de soldados y lanzando un programa masivo de rearme.

En primer lugar, Polonia acaba de cerrar el consulado ruso en Cracovia después de que los investigadores encontraran pruebas que vinculan a Moscú con un enorme incendio que destruyó un centro comercial en Varsovia. Este acto, ampliamente considerado como sabotaje, representa la escalada más descarada hasta ahora en la campaña híbrida de Rusia contra Polonia y se ha convertido en el punto de inflexión para una movilización defensiva total por parte de Polonia.

Este sabotaje es el último, pero no el único episodio dentro de un patrón más amplio de guerra híbrida dirigida contra Polonia. Uno de los frentes clave ha sido la frontera entre Polonia y Bielorrusia. Desde la primavera de 2024, los cruces ilegales de migrantes han aumentado de forma drástica, con 7.100 casos registrados en mayo de 2024 frente a los 1.900 de mayo del año anterior.

Bielorrusia continúa trasladando en avión a migrantes de terceros países, proporcionándoles herramientas como escaleras y cizallas, y dirigiéndolos hacia la frontera polaca. Estas incursiones, claramente organizadas por las fuerzas de seguridad bielorrusas, a menudo se tornan violentas: los migrantes han lanzado piedras, agredido a guardias fronterizos e, incluso, en un caso trágico, apuñalado mortalmente a un soldado polaco. Las autoridades polacas subrayan que estos migrantes no llegan por su cuenta ni de forma aleatoria; son piezas de una campaña en curso diseñada para desestabilizar a Polonia y vengarse de las sanciones de la UE. A medida que aumenta la presión en la frontera, los incidentes se vuelven más agresivos, lo que ha obligado a Polonia a escalar su respuesta.

La tensión alcanzó su punto máximo hace unos días con el anuncio de Rusia sobre ejercicios militares conjuntos con Bielorrusia, justo en la frontera polaca, previstos para septiembre de 2025. Estos ejercicios históricamente implican grandes desplazamientos de tropas —hasta 200.000 en 2021— y, en ese caso, precedieron a la invasión a gran escala contra Ucrania.


La edición de este año incluirá entrenamientos de reacción rápida y logística, lo que genera serias preocupaciones.

El presidente ucraniano Volodymyr Zelensky advirtió que estos ejercicios podrían servir como pretexto para nuevos ataques, posiblemente dirigidos contra Ucrania, Lituania o incluso Polonia.

La respuesta de Polonia ha sido rápida y multifacética. Se están rompiendo los lazos diplomáticos con Rusia, comenzando con el cierre del consulado en Cracovia. La frontera está siendo reforzada con nuevas capas defensivas: cercas altas, zanjas anti-infiltración, búnkeres de concreto y redes de vigilancia que incluyen drones, cámaras térmicas y sistemas con inteligencia artificial. Ahora hay políticas de tolerancia cero para cualquier incursión fronteriza. Paralelamente, ha comenzado una movilización masiva silenciosa; una expansión discreta pero sistemática de la preparación militar mediante el aumento del reclutamiento, programas de entrenamiento civil y ejercicios defensivos a nivel nacional, todo sin declarar formalmente un estado de movilización.

Polonia también está llevando a cabo un rearme histórico. Su ejército ha crecido rápidamente y ahora es el tercero más grande de la OTAN y el mayor de Europa. De los más de 160.000 soldados actuales, Polonia planea alcanzar los 300.000 en el corto plazo y posiblemente los 500.000 a largo plazo. El primer ministro Donald Tusk ha anunciado planes para entrenar a 100.000 voluntarios civiles al año a partir de 2027.

Este esfuerzo de movilización está respaldado por un programa masivo de adquisición de armamento de última generación.

Las compras clave incluyen 1.000 tanques K2 Black Panther, 672 obuses K9 Thunder y 48 aviones de combate FA-50 de Corea del Sur. Además, 250 tanques M1A2 Abrams y 500 lanzacohetes HIMARS de Estados Unidos.


Polonia también ha encargado 32 cazas furtivos F-35A de quinta generación, 96 helicópteros Apache AH-64E y 24 drones turcos Bayraktar TB2.

Estas plataformas no solo modernizarán la estructura de fuerzas de Polonia, sino que también le otorgarán una poderosa capacidad disuasoria. El ritmo rápido de adquisiciones, combinado con la producción local de sistemas clave, demuestra la determinación de Polonia para prepararse ante cualquier escenario de escalada.

Como parte de su postura estratégica, Polonia también está invirtiendo en infraestructura militar, especialmente en áreas críticas como el corredor de Suwałki. Este corredor vulnerable entre Polonia y Lituania, flanqueado por Bielorrusia y el enclave ruso de Kaliningrado, es considerado uno de los puntos más débiles de la OTAN. Fortalecerlo mediante la modernización de carreteras, redes logísticas de uso dual y barreras anti-movilidad es ahora una prioridad absoluta.

En resumen, Polonia, debido a su proximidad tanto a Bielorrusia como a Rusia y a su experiencia histórica con la agresión desde el este, está tratando la amenaza actual con la máxima seriedad. En los últimos meses, esa amenaza se ha materializado en forma de presión fronteriza violenta, redes de sabotaje internas y posturas militares hostiles. La única respuesta viable para Polonia es movilizarse plenamente, fortificar sus defensas, apoyar a Ucrania y prepararse para lo que Rusia pueda intentar a continuación.

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