Hoy llegan importantes novedades desde la Federación Rusa.
Aquí, ante el aumento sin precedentes de la intensidad de los ataques rusos con drones, las fuerzas ucranianas han tomado medidas drásticas para contrarrestar esta amenaza. Atacar repetidamente las capacidades de producción de drones rusos ayuda a garantizar que la defensa aérea ucraniana pueda hacer frente más fácilmente a los constantes enjambres de drones enemigos.

En las últimas semanas, Ucrania ha enfrentado un aumento sustancial de los ataques con drones rusos. Normalmente, las fuerzas rusas han empleado una estrategia en evolución: lanzar alrededor de 100 drones Shahed por noche durante uno o dos días consecutivos, mientras producen más de 100 Shaheds por día, lo que les permite acumular reservas. Posteriormente, cuando ya tienen un arsenal suficiente, desatan oleadas masivas de más de 500 drones en una sola noche, combinando Shaheds y drones señuelo Geran.

Esta táctica tiene como objetivo saturar las defensas aéreas ucranianas, atacando múltiples ciudades o causando daños graves a un único objetivo estratégico. Tras estos ataques de saturación con drones, Rusia suele lanzar misiles balísticos, aprovechando que los sistemas de defensa aérea están agotados.

Esta preocupante situación ha surgido a raíz del fuerte aumento en la producción nacional de drones por parte de Rusia, que ahora supuestamente produce más de 5.000 drones al mes. La fábrica más grande, situada en Yelabuga, Tartaristán, cuenta ahora con una nueva instalación adicional que produce aún más drones Shahed con mayor eficiencia.

Está estratégicamente ubicada cerca de las redes logísticas internas, pero también dentro del alcance de los activos ucranianos, y ya ha sido golpeada en repetidas ocasiones. Ante la amenaza creciente, las fuerzas ucranianas iniciaron nuevos ataques dirigidos para interrumpir de forma integral las capacidades de producción de drones rusos. Ucrania atacó la mayor instalación de fabricación de drones Shahed en Yelabuga, Tartaristán, provocando incendios en el sitio destruido. Los drones de largo alcance obligaron al cierre temporal de los aeropuertos cercanos de Kazán y Nizhnekamsk debido a amenazas inmediatas. El Estado Mayor General ucraniano confirmó la efectividad del ataque, afectando gravemente la producción rusa de Shaheds en este sitio clave.

Reforzando estos esfuerzos, Ucrania logró atacar con éxito la planta Progress en Cheboksary, República de Chuvasia, conocida por fabricar antenas Kometa, componentes cruciales que protegen a los drones rusos contra interferencias de guerra electrónica. Este ataque afecta significativamente la capacidad de los drones rusos para resistir las contramedidas electrónicas ucranianas, aumentando así su tasa de intercepción.

Después de que se completaran algunas reparaciones en Cheboksary, drones ucranianos lanzaron un audaz ataque de seguimiento. Al menos dos drones impactaron con precisión en su objetivo, provocando incendios a gran escala y degradando aún más las capacidades de producción de esta instalación.

Otra operación crítica involucró a las fuerzas ucranianas atacando el Instituto de Investigación de Química Aplicada en Serguiev Posad, región de Moscú. Esta fábrica se especializa en la producción de ojivas termobáricas para drones Shahed. Interrumpir la producción de estas ojivas reduce directamente la letalidad y efectividad de los ataques rusos con drones.

Las fuerzas ucranianas también ejecutaron ataques con drones contra la planta electromecánica Kupol en Izhevsk, parte del conglomerado de defensa Almaz-Antey.

Imágenes satelitales confirmaron daños extensos en cuatro talleres dedicados a la producción de drones Shahed y componentes críticos para los sistemas Tor de defensa aérea.


Los ataques de precisión provocaron grandes incendios y daños estructurales, obstaculizando la producción continua de drones y misiles, y generando caos entre los trabajadores.

Además, Ucrania realizó ataques dirigidos contra el tecnoparque Rezonit en Zubovo, región de Moscú, una planta de ensamblaje crítica de electrónica y microelectrónica responsable de componentes militares rusos de alta tecnología. Dañar esta instalación obstaculiza gravemente las operaciones de ensamblaje de drones rusos, empeorando los cuellos de botella en la producción.

Asimismo, drones ucranianos impactaron con precisión la planta de sistemas avanzados de control Progress en Michurinsk, vital para sistemas de control de misiles, aviación y drones, amplificando la disrupción en la cadena de suministro de producción de drones de Rusia.

Estos ataques integrales ocurren mientras Rusia moderniza agresivamente sus drones Shahed, aumentando significativamente su capacidad destructiva con cargas explosivas ampliadas, ojivas termobáricas y de racimo, y explosivos de retardo diseñados específicamente para dañar al personal de rescate y servicios de emergencia.


La destrucción dirigida por Ucrania de estas instalaciones de producción de drones evita directamente cientos de posibles víctimas civiles, resaltando la urgencia humanitaria de estas operaciones ucranianas.

En general, la intensificación de la campaña rusa con drones subraya la necesidad crítica de Ucrania de recibir un apoyo internacional continuo y ampliado, tanto en sistemas de defensa aérea como en intercambio de inteligencia, para proteger eficazmente a la población civil e infraestructura crítica.

Por ello, los ataques ucranianos continuos y repetidos contra instalaciones de fabricación de drones rusos siguen siendo estratégicamente indispensables. Al atacar sistemáticamente cada fase de la producción, Ucrania reduce significativamente el volumen y la letalidad de los drones rusos entrantes. Esto permite a las defensas aéreas ucranianas gestionar mejor las amenazas de drones, reducir las víctimas civiles y preservar la infraestructura crítica durante los crecientes ataques aéreos rusos.

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