El Control De Rusia Sobre El Mediterráneo Oriental Comienza A Debilitarse
Un ataque inesperado a la principal base aérea rusa en Siria ha puesto de manifiesto la creciente inestabilidad de la presencia militar de Moscú en el extranjero. Lo que antes podría haberse considerado un incidente aislado ahora refleja desafíos más profundos para el papel a largo plazo de Rusia en una Siria postconflicto. Con una nueva dirección política emergente, las antiguas alianzas se tambalean y los acuerdos previamente estables comienzan a deshacerse. El ataque a la base de Khmeimim expone no solo la fragilidad del posicionamiento ruso, sino también los cambios en la dinámica de poder dentro de un Estado fracturado. Está en juego la capacidad de Moscú para proyectar influencia en todo Oriente Medio en medio de una resistencia local creciente y una incertidumbre geopolítica en aumento. Ante este panorama, Rusia podría verse obligada a elegir entre el compromiso o la confrontación para mantener su control estratégico.
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