Recientemente, las fuerzas ucranianas han estado ampliando sus esfuerzos defensivos a lo largo del frente, intentando frenar los avances rusos y reducir las bajas de personal. Pero construir una línea de defensa estable no se trata solo de trincheras y concreto. Se trata de si Ucrania puede mantenerse a la vanguardia en una guerra definida por drones, ataques en profundidad y logística en disputa.

El mayor desafío de Ucrania para mantener la defensa no es necesariamente la falta de fortificaciones, sino la falta de tropas para mantenerlas. Amplios tramos del frente están cubiertos por redes de trincheras que no pueden ser ocupadas, dejando puntos fuertes vacíos y fáciles de tomar. En Bohatyr, los ucranianos aún controlan el asentamiento, pero la falta de defensas a su alrededor permite que las fuerzas rusas avancen sin oposición a través de las zonas boscosas cercanas.

En otros casos, las posiciones defensivas son improvisadas o heredadas de antiguos emplazamientos de artillería, lo que ofrece poca protección real contra las tácticas modernas de drones o artillería. Esto subraya la urgencia de construir nuevas fortificaciones bien diseñadas.

Otro problema es la falta de refugios adecuados para operadores de drones y de trincheras de comunicación, lo que expone tanto a operadores como a la infantería a ataques aéreos y de artillería. La logística ucraniana está bajo constante presión, ya que las tripulaciones rusas de drones FPV, bien entrenadas y capaces de atacar hasta a treinta kilómetros del frente, interrumpen convoyes de suministro, movimientos de tropas y evacuaciones. Esto es especialmente peligroso dada la escasez ucraniana de vehículos ligeros y rutas de reabastecimiento estables.

Las fuerzas rusas intentan replicar un colapso al estilo “Kurk”, cortando primero la logística y luego explotando las posiciones debilitadas con masas de infantería.

Cuando los rusos capturan estas posiciones abandonadas, las reutilizan con mínimas adaptaciones. Sin embargo, Ucrania se está adaptando. La vigilancia con drones y el control de fuego están ahora ampliamente implementados. Las unidades de drones FPV suelen ser la segunda línea de defensa después de la infantería. En la práctica, operadores de drones en refugios bien protegidos pueden interceptar a tropas rusas que intentan cruzar campos minados, obstáculos de alambre y zanjas. En muchas zonas, como Pokrovsk, los avances rusos se han estancado tras encontrarse con líneas defensivas completas, algo que no ocurría desde la caída de Adviivka.

Ucrania está construyendo nuevas líneas defensivas en los frentes de Donetsk y Zaporiyia. Ya no se trata de esfuerzos dispersos, sino de sistemas coordinados con profundidad y redundancia. Uno de los mejores ejemplos es la nueva línea defensiva de Donetsk, donde la construcción avanza con el apoyo del ejército y de civiles. Además, imágenes satelitales, grabaciones de drones y mapas de seguimiento de fuente abierta muestran un aumento masivo en la escala y sofisticación de estas defensas, así como de las posiciones en el frente desde marzo. Las líneas integran características del terreno como ríos y colinas, creando barreras escalonadas que dificultan el avance ruso incluso antes de que alcancen las trincheras. Según varios observadores, estas nuevas líneas están diseñadas bajo el supuesto de que los recursos humanos seguirán siendo limitados. El objetivo no es defender cada metro, sino ralentizar al atacante lo suficiente para que los operadores de drones y las reservas móviles puedan responder a tiempo.

Este enfoque permite a Ucrania compensar sus fuerzas limitadas mientras maximiza su ventaja en la guerra con drones. Estas nuevas líneas cuentan con el respaldo de planes para una red coordinada de drones y unidades móviles de respuesta rápida, reduciendo la dependencia de despliegues fijos de tropas.

Las defensas modernas ucranianas están estructuradas como sistemas escalonados diseñados para retrasar y desorganizar a los atacantes el tiempo suficiente para que enjambres de drones los eliminen. Incluyen alambre de púas y de cuchillas tipo “Egoza”, zanjas antitanque de triple capa, “dientes de dragón”, refugios subterráneos para operadores de drones y trincheras de comunicación ocultas.


El concepto depende de que el control de fuego mediante drones alcance varios kilómetros de profundidad y funcione de manera efectiva a lo largo del frente. Muchas unidades y brigadas ya están incorporando esta lógica, aunque su implementación varía entre sectores.

Ucrania también está reforzando las rutas logísticas con redes antidrone. En sectores como Chasiv Yar, Pokrovsk, Toretsk y Kostyantynivka, se están tendiendo redes antidrone —originalmente donadas por jardineros neerlandeses para proteger cultivos— sobre las carreteras para proteger a los vehículos de suministro. Estas redes son una forma de bajo costo para proteger las líneas de abastecimiento contra ataques de drones rusos y forman parte central de la planificación defensiva futura. Su disponibilidad está siendo activamente reforzada por aliados occidentales, como agricultores neerlandeses que envían redes en masa, previamente usadas para cultivos, a Ucrania.


En conjunto, la capacidad de Ucrania para mantener el terreno ya no depende exclusivamente del número de soldados o de la artillería. Depende de qué tan bien sus fortificaciones logren retrasar al enemigo el tiempo suficiente para que los drones actúen, y de qué tan rápido puedan repararse las líneas logísticas bajo fuego. Lo que vemos ahora no es una defensa estática, sino una transición hacia una defensa dinámica basada en el terreno y en construcciones inteligentes. La guerra avanza rápido, y por fin las defensas ucranianas están alcanzando el ritmo.

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