Recientemente, los drones han superado a la artillería como la principal causa de bajas rusas en Ucrania. Sin embargo, el rey del campo de batalla no ha sido reemplazado, ya que los ucranianos han innovado por completo la forma en que los drones funcionan en la guerra moderna.

En mayo, los drones fueron responsables de más del 75% de las bajas rusas en el campo de batalla, en comparación con un estimado del 20% por artillería y un 5% por armas ligeras. Ucrania atacó más de 89.000 objetivos con drones durante mayo, incluidos personal, equipos y vehículos, lo que representa un aumento del 7,2% con respecto a los 83.000 de abril. El Comandante en Jefe Oleksandr Syrskyi confirmó que los drones ahora han alcanzado a la artillería en términos de porcentaje de impacto. Gran parte de esto se debe a la adopción generalizada de drones de fibra óptica con un alcance de veinte kilómetros, inmunes a la guerra electrónica y cada vez más disponibles en todo el frente. Estas cifras subrayan una nueva realidad: los drones ya no son una fuerza secundaria, sino la principal fuente de dolor para las tropas rusas.

Por el contrario, la artillería, antes el principal medio de destrucción, ahora causa solo una quinta parte de las heridas rusas. Aún se disparan grandes volúmenes de proyectiles, pero su eficacia está disminuyendo. El desgaste de los cañones, muchos de los cuales han disparado mucho más allá de su vida útil prevista, hace que la precisión sea cada vez más difícil. Al mismo tiempo, Rusia ha reforzado muchas de sus posiciones, reduciendo la letalidad de los disparos inexactos o retrasados. Aunque las tripulaciones de artillería están bien entrenadas, dependen de redes de observación estables y de una logística no interrumpida, ambas bajo presión. Las cifras recientes muestran que la artillería sigue golpeando objetivos, pero en términos de efecto letal, su eficacia está disminuyendo.

La explicación radica en las trayectorias de estos sistemas. La artillería se está degradando mientras que los drones mejoran. Los operadores de drones están mejor entrenados, la coordinación con las tácticas a nivel de unidad está mejorando y la tecnología evoluciona constantemente. Muchos drones modernos no son solo granadas voladoras; pueden operar en entornos disputados, evadir la guerra electrónica y actuar en enjambres, con algunos incluso equipados con software de puntería autónoma integrado.


Algunos drones están equipados con cargas termobáricas para una mayor letalidad, mientras que otros utilizan sistemas de guía por fibra óptica que hacen inútil la guerra electrónica. Los FPV de ataque directo suelen ir acompañados de drones de reconocimiento, lo que convierte el proceso casi en una línea de producción continua de ataques kamikaze.


Este aumento en el uso y las tácticas va acompañado de coordinación, destacando que las unidades de drones ucranianas ahora operan con clasificaciones de "puntuación de bajas confirmadas", lo que impulsa a las tripulaciones a innovar más rápido. Aun así, la artillería sigue siendo una parte esencial del sistema ucraniano. Su función en el campo de batalla moderno ha cambiado, pero no ha desaparecido. Los morteros y obuses siguen siendo insustituibles cuando se trata de negar áreas y brindar fuego de supresión. Estas son tareas que los drones realizan mal, especialmente en condiciones meteorológicas adversas o cuando se necesita fuego continuo. Un dron puede matar a un soldado en una trinchera, pero una batería de morteros puede impedir que un pelotón se mueva por esa trinchera o permitir que un grupo de asalto ucraniano avance sin oposición. En una guerra de armas combinadas de alta intensidad, la necesidad de suprimir, interrumpir o canalizar el movimiento enemigo sigue siendo mejor manejada por la artillería tradicional. Los morteros, en particular, siguen siendo indispensables en enfrentamientos de corto alcance donde la portabilidad y la rapidez de reacción importan más que la precisión milimétrica o las explosiones masivas.

Por eso los drones no han reemplazado nada; han complementado y, en algunos contextos, superado a los sistemas convencionales. Las unidades ucranianas más efectivas, como los Pájaros de Magyar, son aquellas que combinan ambos. Los drones localizan las posiciones enemigas, lanzan municiones y luego transmiten coordenadas a las unidades de mortero y artillería. O bien, los drones inutilizan vehículos, que luego son rematados por la artillería una vez que están inmovilizados. Incluso los drones FPV de bajo costo ahora sirven como observadores, finalizadores o complementos de los equipos de artillería, apuntando a vehículos que la artillería dañó pero no destruyó, o persiguiendo a tropas en retirada.

En algunos sectores, los equipos ucranianos ya están utilizando drones y morteros juntos, creando una cadena letal que es rápida, barata y difícil de contrarrestar. La combinación de ambos sistemas es donde reside la verdadera ventaja para los ucranianos.

En general, el auge de los drones está redefiniendo la forma en que Ucrania combate. No se trata de que un sistema reemplace a otro, sino de que se añaden nuevas capas al campo de batalla. Los drones ahora infligen el mayor daño, pero la artillería aún define el terreno. El ejército ucraniano ha logrado fusionar ambos sistemas en una herramienta flexible y letal. Mientras la producción de drones continúe aumentando y la artillería siga operativa, Ucrania mantendrá su ventaja en innovación táctica, y Rusia seguirá pagando el precio.

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