Hoy, la noticia más importante proviene del Cáucaso Sur.
Aquí, Rusia e Irán prometen desmantelar la naciente alianza de paz y comercio entre Armenia y Azerbaiyán, considerando el Corredor de Zangezur, auspiciado por Estados Unidos, como una amenaza directa a sus intereses. Ambos países señalan que detendrán el proyecto por cualquier medio, incluido el uso de la fuerza militar.

Armenia y Azerbaiyán, antes atrapados en décadas de guerra por Nagorno-Karabaj, han dado pasos para poner fin a las hostilidades, con un acuerdo preliminar de paz firmado en Washington. El acuerdo abre el camino para el reconocimiento mutuo de fronteras y la creación del Corredor de Zangezur, un enlace de transporte administrado por un tercero que atraviesa el sur de Armenia, conectando el Azerbaiyán continental con su enclave de Najicheván y de allí con Turquía. Para Azerbaiyán, el corredor sustituye su dependencia del territorio iraní para mantener el contacto con Najicheván, dejando a Irán fuera de un papel que había usado durante años para ejercer presión sobre Bakú. Para Irán, el proyecto elimina por completo su influencia en el Cáucaso Sur, además de bloquear el acceso a la frontera con Armenia de la que depende para las rutas terrestres hacia los mercados regionales y el mar Negro.

También amenaza al gasoducto Irán-Armenia y a los acuerdos asociados de intercambio de gas por electricidad, que han sido pilares de la influencia económica de Teherán hacia el norte. Al otorgar a Azerbaiyán y Armenia una ruta directa que evita por completo el territorio iraní, el corredor socava uno de los últimos bastiones estratégicos de Irán en la región.

Teherán ya ha declarado que bloqueará la construcción del Corredor de Zangezur, con o sin el apoyo ruso. El principal asesor del Líder Supremo, Ali Akbar Velayati, calificó de imposible la idea de que Estados Unidos arriende la ruta a una empresa militar privada por 99 años, advirtiendo que se convertiría en un cementerio para los mercenarios de Trump.


Irán ya ha llevado a cabo ejercicios militares en su frontera noroeste para subrayar su disposición a intervenir, y posiblemente emprender acciones militares contra Armenia, Azerbaiyán y cualquiera que apoye la construcción del corredor. Sin embargo, con el marco de paz entre Armenia y Azerbaiyán ahora cerca de completarse, y con la construcción del Corredor de Zangezur amenazando con eliminar la necesidad de los pacificadores rusos, Moscú comienza a reaccionar, incluso mientras sigue empantanado en Ucrania.


Rusia ha lanzado ahora una misión humanitaria en Armenia para proporcionar ayuda a los desplazados de Nagorno-Karabaj, una medida destinada a recuperar popularidad entre el público armenio y a recordar al gobierno de Armenia que Rusia no renunciará a su papel ni a su influencia en la región. El esfuerzo también lleva una advertencia velada: Moscú aún tiene redes y presencia dentro de Armenia que podría usar para presionar al gobierno. Esto contrasta fuertemente con la inacción previa de Rusia, que no defendió a Armenia ni antes ni durante la guerra de Ucrania, para luego protestar cuando Ereván buscó garantías en otros lugares.

Cabe destacar que Rusia e Irán están profundizando su cooperación militar en el Cáucaso Sur, mostrando fuerza conjunta frente a dos vecinos que buscan liberarse de su influencia. En el mar Caspio, acaban de completar los ejercicios navales y anfibios Casarex 2025, reuniendo buques de guerra, lanchas misilísticas y destructores para operaciones coordinadas. Aunque oficialmente presentados como defensivos, estos ejercicios demuestran capacidades que podrían aplicarse de manera ofensiva. Analistas regionales advierten ahora sobre escenarios en los que las tropas rusas ya estacionadas en Armenia tomen pasos fronterizos estratégicos, o en los que agencias de inteligencia rusas financien y armen a grupos separatistas, repitiendo la misma estrategia usada en Ucrania y Georgia. Desembarcos anfibios o ataques con misiles desde el Caspio podrían tener como objetivo infraestructura costera, mientras que fuerzas iraníes avanzarían desde el sur, obligando a la aún incipiente amistad entre Armenia y Azerbaiyán a montar una defensa conjunta contra dos potencias regionales al mismo tiempo.

En general, la alineación de Armenia y Azerbaiyán bajo un acuerdo de comercio y tránsito respaldado por Estados Unidos ha forzado tanto a Rusia como a Irán a enfrentar la desaparición de su influencia en el Cáucaso Sur. Para Irán, el corredor representa un bypass estratégico que lo excluye del tránsito regional y socava su poder energético; para Moscú, señala la pérdida de otro antiguo cliente en favor de la integración respaldada por Occidente. Sus ejercicios militares conjuntos y su retórica agresiva sugieren que, pese a todo el progreso diplomático logrado entre Azerbaiyán y Armenia, el Corredor de Zangezur aún podría convertirse en el punto focal de una nueva confrontación, una en la que el propio acuerdo de paz sería el objetivo.

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