¡El Barco Ruso Más Grande Desaparecido! ¡Base De Submarinos Nucleares Dañada! ¡Desfile Naval Cancelado!
El poder naval de Rusia enfrenta una crisis en múltiples frentes que expone profundas debilidades estructurales en su capacidad para proyectar fuerza y mantener la disuasión estratégica. La pérdida de su único portaaviones, el Almirante Kuznetsov, marca el fin de la capacidad rusa de operar portaaviones en aguas profundas, privando a Moscú de un símbolo clave de alcance naval global. Los daños simultáneos sufridos en importantes bases navales del Pacífico por un raro y masivo tsunami han interrumpido las operaciones submarinas y podrían haber comprometido infraestructuras críticas de apoyo a la flota nuclear rusa. La inteligencia militar ucraniana ha erosionado aún más la seguridad marítima de Moscú al obtener y publicar datos clasificados sobre su más reciente submarino de clase Borei, exponiendo vulnerabilidades explotables. Incluso las demostraciones simbólicas de fuerza, como las celebraciones del Día de la Armada, son ahora vulnerables a provocaciones ucranianas de bajo coste que socavan la imagen de control de Rusia. En conjunto, estos golpes aceleran el declive de la influencia marítima rusa y tensionan su capacidad para mantener una presencia naval tanto regional como global.
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