¡Rusia Enfrenta Una Histórica DERROTA ESTRATÉGICA En El Cáucaso!

Jul 18, 2025
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Hoy, las noticias más importantes llegan desde el sur del Cáucaso.

Tras años de estancamiento, Turquía ha logrado inaugurar una ruta que evita tanto a Rusia como a Irán, rompiendo así el control de Moscú sobre el sur del Cáucaso. Presentado por el presidente turco Erdogan como una revolución geoestratégica, este proyecto asesta un golpe directo a la hegemonía que Rusia ha ejercido durante décadas en la región y supone una clara derrota estratégica para Moscú.

Turquía ha puesto en marcha su proyecto de infraestructuras más ambicioso desde la caída de la Unión Soviética: un corredor terrestre que evita los territorios ruso e iraní al atravesar la región de Syunik en Armenia. Conocido como el Corredor de Zangezur, este proyecto conectará Turquía con Azerbaiyán, el mar Caspio y Asia Central, creando un puente terrestre directo de Eurasia a Europa bajo control turco. Este corredor también es compatible con la ruta Traceca de la UE a través de Georgia, lo que debilita aún más la conexión rusa.

Durante décadas, Rusia mantuvo un monopolio de facto sobre el comercio este-oeste a través del sur del Cáucaso, monopolio que ahora está colapsando. El corredor elimina efectivamente el papel de Moscú como guardián entre Asia y Europa. Erdogan lo ha situado en el centro del Corredor Medio, una alternativa liderada por los países túrquicos frente al Corredor Norte-Sur de Rusia.

Pero también marca el colapso del dominio postsoviético de Rusia en la región, donde antes actuaba como principal mediador de los altos el fuego, controlador de las rutas comerciales e impositor de las normas regionales. Moscú ya no controla ni el tránsito ni la diplomacia en el sur del Cáucaso, y sus áreas tradicionales de influencia están siendo marginadas. Armenia, Azerbaiyán y Turquía avanzan en iniciativas conjuntas completamente al margen de la órbita rusa. Por primera vez desde la caída de la Unión Soviética, Rusia se ve excluida de la arquitectura estratégica de la región.

El cambio es aún más drástico si se consideran los actores implicados, pues Armenia y Azerbaiyán estuvieron en guerra hace solo unos años y ahora han optado por construir la paz entre ellos en lugar de depender de Rusia. Su reunión más reciente, donde avanzaron en el corredor y firmaron un acuerdo de paz, se celebró en Abu Dabi, no en Moscú; esa elección por sí sola demuestra cuánto ha caído la influencia rusa.

Armenia, antaño un país profundamente prorruso, ya no ve ninguna ventaja en depender de un aliado que permitió a Azerbaiyán recuperar territorios disputados sin oponer resistencia. Los intentos de Rusia de construir una alternativa a través del Corredor Norte-Sur, junto a Irán e India, están fracasando.

Esa ruta es más lenta, más arriesgada y menos alineada con las redes comerciales globales. En cambio, el Corredor de Zangezur se integra perfectamente con la infraestructura vinculada a la OTAN y los mercados europeos. Lo que se suponía iba a ser un mundo multipolar con Moscú en el centro está virando hacia un eje Turquía-Azerbaiyán-Asia Central que no solo margina a Rusia, sino que se orienta firmemente hacia la OTAN, la UE y los mercados globales.

Y lo más importante: Moscú no desempeña ningún papel en la habilitación del corredor. No ha mediado en la paz, su presencia militar en Armenia es cada vez más simbólica y no tiene capacidad financiera para bloquear la construcción. Irán también ha quedado completamente al margen de este proceso, a pesar de sus intentos de convertirse en un centro de tránsito regional. Para Rusia, esto no es solo perder el control de las rutas comerciales; representa el colapso más amplio de su relevancia estratégica en una región que una vez dominó.

Aunque los críticos han planteado preocupaciones legítimas sobre la viabilidad del proyecto, señalando el terreno montañoso de Syunik, los frecuentes terremotos y la falta de infraestructuras clave, estos desafíos no han frenado el impulso.

La construcción de líneas ferroviarias electrificadas y autopistas en esta zona requerirá túneles, puentes y sistemas antideslizamientos, con un coste estimado superior a los 2.000 millones de dólares.

Los primeros flujos de carga pueden no justificar la inversión. Pero Turquía y Azerbaiyán están impulsando el corredor por su valor estratégico a largo plazo, no por los márgenes comerciales a corto plazo. Aunque la ruta se utilice poco al principio, su impacto simbólico es inmediato: rompe el monopolio logístico que Rusia ha mantenido durante décadas sobre el tránsito este-oeste en la región. Un nuevo bloque —formado por Armenia, Azerbaiyán, Turquía y las repúblicas de Asia Central— se está formando fuera del control de Moscú. El sur del Cáucaso ya no es una esfera rusa. Se está realineando económica y diplomáticamente hacia Occidente.

En conjunto, el Corredor de Zangezur es más que un proyecto de infraestructuras; es una derrota estratégica para Rusia. Expone los límites del poder ruso, revela la fragilidad de sus alianzas y marca el fin de su dominio en una región que antes consideraba intocable. Para Moscú, esto no va solo de un nuevo ferrocarril, sino de perder los últimos vestigios de control postsoviético en el sur del Cáucaso.

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