¡Finalmente! ¡Los Aliados Rusos Salen De La Sala!
El Cáucaso atraviesa su realineamiento más dramático en décadas, mientras la otrora incuestionable dominación energética de Rusia comienza a desmoronarse. Durante años, Moscú utilizó el petróleo y el gas como salvavidas y como herramientas de control, atando a Armenia, Azerbaiyán y a sus vecinos a una red de dependencia. Ahora, las inminentes sanciones secundarias de Estados Unidos amenazan con convertir esa red en una trampa, obligando a los antiguos aliados a elegir entre la lealtad al Kremlin o la supervivencia en la economía global. Armenia y Azerbaiyán, antes pilares de la estrategia regional rusa, se apresuran a reorientar sus economías hacia Turquía y Occidente, marcando una ruptura decisiva con la órbita de Moscú. Lo que antes era una esfera de influencia rusa se transforma en un escenario de sistemas energéticos en competencia, inversiones verdes e infraestructuras respaldadas por Occidente. En este nuevo panorama, el Cáucaso ya no es un amortiguador del poder ruso: se convierte en la línea de frente de su desintegración.
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