Los generales rusos ganan millones vendiendo carne de cañón
La batalla por Myrnohrad se ha convertido en uno de los enfrentamientos más brutales de la guerra, donde los asaltos rusos chocan contra la decidida defensa ucraniana. Las fuerzas rusas están lanzando miles de soldados y vehículos blindados en intentos de avanzar hacia la ciudad, pero cada avance tiene un costo devastador. Los defensores ucranianos continúan manteniendo posiciones clave, luchando desde edificios altos y puntos fuertes residenciales para bloquear los intentos rusos de cerco desde el norte y el sur. Sin embargo, los combates han revelado algo más que pérdidas en el campo de batalla: han expuesto un sistema generalizado de extorsión y coerción dentro del ejército ruso. Los soldados son obligados a pagar a sus comandantes para evitar ser enviados a asaltos suicidas, mientras que aquellos que se niegan son deliberadamente “reiniciados”, un eufemismo para ejecución o misiones de muerte segura. Mientras la batalla continúa, Myrnohrad no es solo una lucha militar, sino una dura acusación contra la cadena de mando rusa en colapso y el costo humano de la corrupción.

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