Los equipos de asalto ucranianos recuperan el centro de Pokrovsk y izan la bandera ucraniana
La batalla por Pokrovsk ha entrado en una fase en la que la simbología, la logística y la geometría urbana importan tanto como las líneas territoriales en el mapa. El control de la ciudad ya no se define por líneas de frente claras, sino por la capacidad de moverse, abastecerse y atacar dentro de una zona gris en constante cambio de barrios arruinados. Para Ucrania, mantener el acceso al sector norte de la ciudad es esencial, ya que asegura la línea de vida hacia Myrnohrad y evita un cerco más amplio. Para Rusia, el éxito aquí significaría romper ese corredor y aumentar la presión en todo el frente. La lucha se ha convertido así en un enfrentamiento de equipos de infiltración, pequeños grupos de asalto móviles y dominio de drones, más que en empujes mecanizados de gran escala. En este entorno, incluso un solo edificio despejado o una bandera levantada puede tener un peso operativo y político mucho mayor que su tamaño físico.

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