Hoy, mientras Ucrania emplea una gran variedad de drones aéreos y navales, un nuevo tipo de dron está ganando rápidamente en número y popularidad en el frente. Sin poner en riesgo vidas humanas, diversos tipos de drones terrestres entregan suministros, evacúan a soldados caídos o heridos, o incluso funcionan como plataformas de armas que apoyan incursiones y asaltos.

Mientras que los drones kamikazes FPV, bombarderos y de reconocimiento ucranianos se cuentan por millones, los drones terrestres, o vehículos terrestres no tripulados, están siendo utilizados en distintas misiones de combate y funciones de apoyo.

Ucrania emplea una amplia variedad de estos drones, siendo las dos principales variantes las plataformas móviles sobre ruedas o cadenas, y los robots con patas, conocidos como perros robot. Los drones cuentan con sus propias cámaras, mediante las cuales el operador controla y dirige el dron para cumplir su misión. En apoyo, uno o varios drones de reconocimiento suelen volar por encima para ayudar a guiarlos y supervisar la situación fuera del campo de visión del operador, así como detectar objetivos si el dron cuenta con ciertos módulos de combate.


Un uso significativo de los drones terrestres se da en la etapa final de la logística, donde las variantes con ruedas o cadenas transportan alimentos, munición, agua y otros suministros directamente a los soldados ucranianos en el frente. Normalmente, esto se realiza durante las rotaciones estándar usando vehículos blindados o sin blindaje, y con los soldados cargando todo el equipo y suministros necesarios.


Sin embargo, estas rotaciones son cada vez más arriesgadas debido a las cámaras térmicas y de visión nocturna rusas montadas en drones de reconocimiento, así como a los drones de fibra óptica que esperan tendidos en las rutas logísticas ucranianas.

Además, a veces ni siquiera es posible rotar a un grupo de soldados en una posición del frente; esto puede deberse a la escasez de personal que provoca retrasos, a que la rotación anterior fue interceptada, o a que los ataques rusos se intensificaron consumiendo más suministros de lo previsto.

En esos casos, los drones terrestres son la solución ideal, ya que son más pequeños y por tanto más difíciles de detectar, emiten menos firma térmica y, en general, pueden transportar entre 300 y 500 kilos de suministros a las unidades del frente que lo necesiten, con un modelo capaz incluso de remolcar hasta 3 toneladas sobre asfalto.

Además de transportar suministros al frente, los drones terrestres también ayudan a evacuar a soldados heridos, enfermos o caídos cuando la evacuación convencional no es posible. En estos casos, el soldado es cargado en un carro remolcado por el dron y evacuado rápidamente. En general, los drones con orugas pueden alcanzar velocidades de hasta 25 kilómetros por hora en carretera y 15 kilómetros fuera de ella, mientras que las variantes con ruedas llegan a alcanzar los 65 kilómetros por hora sobre asfalto. Estas velocidades permiten transportar al soldado evacuado lo más rápido posible, tanto para salvar su vida como para reducir la exposición a los drones rusos, que suelen vigilar las rotaciones, los suministros y las evacuaciones ucranianas.


Naturalmente, los ucranianos también han encontrado formas creativas de emplear sus drones terrestres en roles de combate activo. Los drones equipados con ametralladoras montadas en torretas ofrecen apoyo de fuego efectivo y sirven de distracción durante los asaltos terrestres ucranianos.


Las variantes más económicas, parecidas a pequeños coches teledirigidos, se utilizan como vehículos kamikaze para atacar posiciones difíciles de alcanzar con drones FPV aéreos, como los búnkeres y refugios subterráneos rusos.

Los drones terrestres más grandes tienen blindaje capaz de resistir el fuego de armas ligeras rusas y están equipados con sistemas de guerra electrónica para protegerse de los drones enemigos. Sin embargo, dado el creciente uso ruso de drones de fibra óptica, los UGV ucranianos incluso han demostrado ser capaces de soportar varios impactos de drones rusos y de metralla de artillería.


Las fuerzas especiales ucranianas también utilizan los llamados perros robot para explorar posiciones enemigas antes de entrar en combate o para revisar sótanos en busca de soldados rusos escondidos. Incluso se les montan ametralladoras o lanzallamas para quemar la vegetación y eliminar las coberturas naturales de las posiciones rusas antes de un asalto, además del impacto psicológico que supone ver a un perro robot lanzando fuego hacia tu posición.


En general, los drones terrestres ucranianos están salvando vidas, manteniendo las operaciones de combate y apoyando los asaltos. Con diversos modelos que cumplen una amplia gama de tareas, los ucranianos garantizan flexibilidad y eficacia para cada situación. Costando apenas 1.000 dólares las variantes kamikaze más pequeñas, 12.000 las logísticas y entre 30.000 y 100.000 dólares las pesadas, estos drones representan una forma rentable de ahorrar personal y aumentar la eficacia operativa.

Dado que la escasez de personal es un problema generalizado en las fuerzas armadas ucranianas, los drones terrestres —y los drones en general— se han convertido en un complemento estándar para compensar esa carencia, demostrando ser cada día más eficaces.

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